A lo largo de nuestra vida, todos empleamos distintos tipos de mentiras. Los expertos las han clasificado según su intencionalidad: SOCIAL: Se dice por educación, para no herir la sensibilidad ajena, suavizar situaciones, iniciar una conversación o fomentar las relaciones (“El vestido te sienta fenomenal”). Por supuesto son las mas comunes y en cierta manera necesarias para una sociedad como la que vivimos.
PEDAGÓGICA: Sirve para enseñar y motivar (“Has jugado muy bien, aunque no hayas marcado”). Nos las dicen nuestros padres y personsa cercanas para no desalentarno.
UTILITARIA: Persigue un fin (“Si me votan subiré las pensiones”). Las mas egoistas de todas.
AUTOPRESENTACIÓN: Adaptamos la realidad a nuestros intereses o para resultar más atrayentes (“Dejé a mi mujer porque era demasiado celosa”).
PROTECTORA: Se emplea para evitar un castigo o conflicto (“Mi madre enfermó y tuve que faltar al trabajo”).
BUENINTENCIONADA: Busca evitar un disgusto, pero puede encubrir prepotencia o afán de controlar (“Tu ex novio dice que aún te ama”).
VITALES: Autoengaños, falsas ilusiones, negaciones de evidencias o razonamientos errados que, como mecanismo de defensa, permiten evadir, ocultar u olvidar hechos desagradables para preservar la estabilidad emocional y facilitar la supervivencia: inventar justificaciones para hechos reprochables, negar defectos o limitaciones, atribuir el
éxito al propio mérito y los fracasos al destino, omitir datos…todos los engaños de los que necesitamos para poder hacer las cosas mas faciles.
MANIPULADORAS: Se emplean en beneficio propio, para que alguien actúe o piense de determinada manera (“Si te acuestas conmigo te querré más”).
EVASIVA: Las usan las personas inseguras para eludir sus responsabilidades, disculparse o culpar a otros.
CULPOSAS: Se utilizan por miedo o vergüenza cuando no queremos que los demás descubran algo de nosotros que se supone que no aprobarán y que nos ocasiona sentimiento de culpa.
Visto en pasiones.es
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